La Iglesia parroquial de Budia está dedicada a San Pedro Apóstol, es un edificio del siglo XVI, realizado en sillarejo y sillares en basas y esquinas. Su portada, precedida de un atrio descubierto y orientada a mediodía, es un extraordinario ejemplo de estilo plateresco en la Alcarria, con ornamentación de grotescos y vegetaciones en magnífica talla, así como medallones, bichas y otros detalles de gran efecto y equilibrio.
Su interior es de tres naves, con coro alto a los pies. Desapareció en la Guerra Civil de 1936-1939 su magnífico retablo mayor. Hoy queda un frontal de altar, en plata repujada (el actual altar de plata es parte del antiguo retablo), con decoración exuberante, barroca, y en el centro una imagen de Nuestra Señora del Peral de Dulzura, patrona de Budia. La cúpula de la iglesia, coronada con lucernario, es una de las más grandes de la provincia.
Dentro de la sacristía hay varios cuadros de pintura y oleos, en los que está reflejada la imagen de la Virgen del Peral y otro de ellos es el retrato (imaginario pero muy hermoso) de fray Diego de Alcalá en su conocido milagro de las rosas. También en la sacristía mayor se guarda una colección de arte sacro bastante importante.
En lo que fue capilla de la visitación hoy en la cabecera de la nave de la Epístola, se encuentran adosadas al muro dos lápidas sepulcrales. Una representa a una mujer tocada al estilo del siglo XIV, y en ella se lee: “Aquí llace la honrada Juana Barcia mujer de Fernando Cañas”. Debajo, una lápida con el relieve de un sacerdote, en la que se lee: “Aquí está sepultado el reverendo señor Pedro de Cañas Cura que fue de esta iglesia de Budia. Falleció a del mes de año MD”.
En el altar mayor lo que mas destaca son unas vitrinas de cristal, dentro de ellas se encuentran dos extraordinarias tallas del Malagueño Pedro de Mena. Representan a Cristo doliente en la iconografía clásica del “Ecce-Homo”, y a su madre la Virgen María como “Dolorosa” su imagen se encuentra llena de amargura y desconsuelo con lágrimas que recorren su rostro, reflejando a una madre que vio morir a su hijo.
En cuanto a las columnas que sostienen la techumbre del edificio, las del lado derecho son cilíndricas de orden Toscano y las del lado izquierdo son cuadradas de estilo bizantino y tienen en su terminación por adorno cabezas de clavos sosteniendo arcos de diferentes alturas, con tendencias a la ojiva, así como las que sostienen las cilíndricas son de medio punto. En la puerta del templo se puede admirar los clavos y herrajes de forja, obra también del siglo XVI.
En una esquina de la iglesia se conserva lo que fue la primitiva iglesia, antes de que Budia se emplazara en su actual valle (antes Budia era el poblado que está anexo a la ermita del Peral).
Cuando la Semana Santa llega, Budia se engalana de fiestas y tradiciones, una de las más importantes para los Buideros es la de los soldados de Cristo, que tiene origen desde el siglo XV. En los años 50 desaparece esta fiesta y no es hasta el año 2001 que se recupera. Dos años después, estas fiestas obtiene el titulo, de Fiesta de Interés Turístico Provincial.
Los soldados son 17 y van vestidos con un traje de pana negro, sombrero de ala ancha y una banda roja con un corazón de Jesus a la altura del pecho y una lanza de gran tamaño que lleva en la punta grabadas alegorías del escudo de Budia. Su principal cometido es la custodia del Sepulcro y Monumento del Señor.
Esta organización era de carácter militar, pero a día de hoy funciona como una cofradía, aunque se conserva el organigrama de galones en sus respectivos cargos (capitán, teniente y alférez).
Para ingresar en la Hermandad hay que hacerlo previa solicitud y luego será aprobado en la asamblea general, tienen privilegio los hijos o hermanos de soldados fallecidos, estos ingresan directamente. Sólo se han presentado hombres, pero no hay ninguna norma para que una mujer no pueda hacerlo. Entre todos nombran al capitán y este a su vez es quien nombra al teniente y al sargento.
Las obligaciones de los Soldados de Cristo empiezan el domingo de Ramos, ese día hacen una reunión en la que se merienda y se establece el orden de los servicios de Semana Santa. A partir del Jueves Santo han de montar una cerrada guardia en torno al sepulcro de Nuestro Señor.
Uno de los actos a destacar, es la escena del triunfo de la Cruz sobre las lanzas, todos los soldados hacen un circulo y en el centro del circulo se encuentra el abad, cuando levanta la Cruz el abad, todos los soldados alzan sus lanzas (los más mayores del pueblo, cuentan que las lanzas antiguamente pesaban 11 arrobas, unos 111 Kg.)
La Hermandad de los Soldados de Cristo escoltan todas las procesiones, los pasos y actos que se convocan en la Semana Santa. Una de las tradiciones es escoltar a Don Hilario “párroco del pueblo”, el capitán junto con algunos soldados se presentan en su casa y lo escoltan hasta la iglesia.
El Jueves Santo se hace el lavatorio de los pies, y el Viernes Santo es uno de los días más importantes, una de las procesiones es “la del silencio”, se apagan todas las luces del recorrido, la única luz que se ve es la de las antorchas que los soldados tienen, creando así un ambiente muy agradable. El viernes también se realiza la salida del Santo Sepulcro, que se hace a brazo alzado tras las pertinentes órdenes del capitán “Soldados, Cristo al cielo, ¡¡arr!!”. Los soldados y los cargos municipales, hacen la adoración de la cruz del viernes santo, en los que los Soldados de Cristo se arrodillan tres veces avanzando y tres veces retrocediendo en un ritual realizado por parejas y a la vez.
El Domingo de Resurrección da cierre a la Semana Santa en Budia con la procesión que se hace a medio día, una vez que se ha terminado, los soldados de Cristo como agradecimiento, invitan a todos los asistentes a rosquillas y limonada.
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