Hace unos 1500 años, el rey visigodo Leovigildo, buscando un lugar para construir una ciudad, pensó que este paisaje sería adecuado para el nuevo asentamiento humano.
¿Qué recursos pudo ver Leovigildo que le llevaran a elegir este enclave de la actual Alcarria)? ¿Qué riquezas puedes encontrar en el paisaje que observamos hoy?
Algunas de las respuestas a estas preguntas pueden ser idénticas: el río Tajo, tierras para cultivar y el bosque mediterráneo.
Los ojos con los que el ser humano observa el paisaje cambian al ritmo de la sociedad de cada época, así como el uso que se haga de el, por esta razón el río Tajo se le puede considerar una fuente de recursos económicos y naturales.
El valle del río ha sido durante siglos tierra cultivable por las características del suelo y por la cercanía del agua, los cultivos que encontramos no varían mucho de los que encontraríamos en época visigoda: olivos, viñedos, cereal, lo que si ha cambiado es su ubicación, ya que han ganado tierra cultivable al monte.
Estas claves del paisaje en que se sitúa Recópolis ayudan a entender mejor como vivían sus pobladores y permiten disfrutar de sus teoros naturales, tres áreas protegidas enmarcan este Parque Arqueológico: La Sierra de Altamira, la Reserva fluvial del Río Tajo y la Microrreserva de los Cerros Margosos de Yebra y Pastrana.
El río que se contempla desde Recópolis es un espacio protegido hoy en día llamado Reserva Fluvial “Sotos del río Tajo”.
Este espacio, se ciñe al ancho del río y a la banda de vegetación natural que lo bordea, una comunidad vegetal que recibe el nombre genérico de bosque de ribera o de galería.
Un bosque caracterizado por especies que necesitan la presencia continuada de agua en el suelo, como los álamos blanco y negro, sauces y taraya, al que se llama de galería por la forma de pasillo que da lugar su disposición en ambas márgenes del corredor acuático.
¿Qué recursos pudo ver Leovigildo que le llevaran a elegir este enclave de la actual Alcarria)? ¿Qué riquezas puedes encontrar en el paisaje que observamos hoy?
Algunas de las respuestas a estas preguntas pueden ser idénticas: el río Tajo, tierras para cultivar y el bosque mediterráneo.
Los ojos con los que el ser humano observa el paisaje cambian al ritmo de la sociedad de cada época, así como el uso que se haga de el, por esta razón el río Tajo se le puede considerar una fuente de recursos económicos y naturales.
El valle del río ha sido durante siglos tierra cultivable por las características del suelo y por la cercanía del agua, los cultivos que encontramos no varían mucho de los que encontraríamos en época visigoda: olivos, viñedos, cereal, lo que si ha cambiado es su ubicación, ya que han ganado tierra cultivable al monte.
Estas claves del paisaje en que se sitúa Recópolis ayudan a entender mejor como vivían sus pobladores y permiten disfrutar de sus teoros naturales, tres áreas protegidas enmarcan este Parque Arqueológico: La Sierra de Altamira, la Reserva fluvial del Río Tajo y la Microrreserva de los Cerros Margosos de Yebra y Pastrana.
El río que se contempla desde Recópolis es un espacio protegido hoy en día llamado Reserva Fluvial “Sotos del río Tajo”.
Este espacio, se ciñe al ancho del río y a la banda de vegetación natural que lo bordea, una comunidad vegetal que recibe el nombre genérico de bosque de ribera o de galería.
Un bosque caracterizado por especies que necesitan la presencia continuada de agua en el suelo, como los álamos blanco y negro, sauces y taraya, al que se llama de galería por la forma de pasillo que da lugar su disposición en ambas márgenes del corredor acuático.
Desde Recópolis (ete mirador privilegiado) en primavera se puede seguir el vuelo de las garzas reales e imperiales.
Aves pescadoras quehoy se pueden seguir encontrando aquí entre sus presa dos especie de peces propios de la Península Ibérica, que son el barbo cenizo y la boga de río.La pesca debió ser también un recurso para las diferentes poblaciones humanas que han ocupado este lugar en diferentes momentos, aunque no el único por la posibilidades de aprovechamiento hidráulico y de áridos.
Entre las aves acuáticas se pueden observar a lo largo de todo el año la focha común y el ánade real, en invierno el porrón parto, éste en pelibro de extinción, el pato colorado y lo somormujos.
Un río este por el que, antes de la construcción de los embalses, se podía navegar hasta la ciudad de Toledo y que ha transportado la madera de los árboles talados a lo largo de su recorrido, labor de los gancheros, que ha servido como fuente de abastecimiento de agua para consumo y para riego, y que ha formado suelos fértiles para el cultivo de huertas…
Esto y mucho más es el río Tajo cuando pasa por este enclave tan fantástico. Las extensas superficies llanas más allá del río, elevadas sobre el valle, se conocen como alcarrias. Este nombre describe un paisaje y sirve para designar una de las comarcas tradicionales de la provincia de Guadalajara, espacio básico de la producción de cereal en este contexto.
Como zona esteparia encontramos un ave de espectacular tamaño y peso, la avutarda, esta puede llegar a pesar 15 Kg. Es difícil de localizar cuando está posada en tierra, por el color de su plumaje, se mimetiza en el entorno.
El fondo de valle es la campiña o vega fluvial, espacios igualmente llanos formados por materiales aportados por el río, en los que históricamente se han ubicado cultivos de regadío.Al otro lado del río, podemos ver otro de los epacios protegios, se trata de la Microrreserva “Cerros Margosos de Pastrana y Yebra”.
Las franjas horizontales de distintos colores que muestran estas vertientes permiten diferenciar con facilidad los materiales geológicos que las componen, cuya edad oscila entre los 20 y los 5 millones de años.
Los tonos anaranjados de la parte inferior son areniscas y arcillas, las mimas sobgre las que se asienta el Cerro en el que se encuentra Recópolis.
La banda blanquecina sobre ellas corresponde a yesos y arcillas yesíferas, mientras que la cima del cerro está formada por calizas y margas.Las características geológicas de este suelo hacen que sea fácilmente erosionable, esto se aprecia en las cárcavas formada por la actividad del agua de lluvia.
Estos materiales son asiento de comunidades vegetales adaptadas a este tipo de suelo llamado gypsófilo, en el crecen plantas protegidas como el Lepidium cardamine y Limonium erectum esta última encontrada sólo en estos cerros a nivel de Castilla La Mancha.,
Los montes que se ven desde aquí constituyen una de las tres áreas protegidas. Se trata de la Sierra de Altamira declaraca como Zona de Especial Protección para las aves (ZEPA) y Lugar de Importancia Comunitaria (LIC). Este extremo occidental del Sistema Ibérico está formado principalmente por rocas calizas que se formaron durante el Cretácico, hace más de 65 millones de años, y que fueron plegadas y levantadas dando forma a la Sierra unos 24 millones de años atrás, al final del Paleógeno. Las pronunciadas pendientes de sus laderas y la ausencia de suelo han dificultado los usos agrícolas, propiciando la conservación de la cubierta viegetal.
La declaración como LIC se debe al Hábitat característico llamado “Garriga calcícola y termófila levantina” cuyas especies más características son las encinas y el pino carrasco y como especies arbustivas la coscoja, el enebro, la sabina y los tomillares.
Los recursos alimenticios que genera la vegetación, así como los resguardos adecuados para la contrucción de nidos y madrigueras, sirven de sostén a un nutrido número de especies animales. La diversidad de aves rapaces es uno de los valores que ha determinado la declaración de esete espacio como ZEPA.
Se ha citado para la Sierra un total de 13 especies diferentes de rapaces. A lo largo del año se pueden ver águila real, búho real y halcón peregrino, aves rupícolas que anidan en las paredfes de piedra. En primavera vienen los alimoches también rupícola y el águila calzada, rapaz foretal que anida en la copa de lo árboles.
Más difícil de avistar son el jabalí, el corzo y el ciervo de quienes reulta más sencillo encontrar rastros de su actividad. Estos animales han sido objeto de caza desde los primeros pobladors y aún en la actualidad siguen siendo en caza mayor.
Recópolis fue una ciudad de época visigoda mandada construir por el rey Leovigildo en el año 578, para conmemorar la consolidación del poder real y del Estado conocido como Reino visigodo de Toledo. Se le dio el nombre de Recópolis en honor del hijo del monarca, el futuro rey Recaredo.
La ciudad, de grandes dimensiones, fue la única de nueva planta que se levantó en aquella época.
Se contruyó con espléndidos edificios y siguiendo un plan urbanístico jerarquizado que la dividía en varias zonas, el palacio, la zona comercial, las diferentes zonas de vivienda, la muralla y los arrabales.
Recópolis tuvo una vida dinámica, con su transformaciones y cambios urbanísticos, que se desarrolló a lo largo de la época visigoda (finales del siglo VI – principios del siglo VIII) y de la primitiva época andalusi (principios del VIII primera mitad del IX).
A mediados del siglo IX ya abandonada la ciudad, sus restos sirvieron de cantera para edificar la nueva ciudad andalusí de Zorita.
A finales del siglo XII, una vez consolidada la conquista cristiana de estos territorios, se asentará en la zona superior del cerro una pequeña comunidad campesina que aprovechará las ruinas de los edificios visigodos para construir una iglesia y un conjunto de viviendas.
En época andalusí el espacio utilizado anteiormente como vivienda, se convierte en una zona productiva. La excavación ha registrado la existencia de unas fosas de gan tamaño que se vinculan a la transformación de materiales contractivos.De este momento, se ha podido documentar un horno de producción de cal, compuesto por un pasillo de carga de leña y una gran cámara de combustión.
En su interior se escavaron un estrato de madera carbonizada, un estrado de cal muerta y una carga de grandes dimensiones de piedras calizas quemadas.
Todo ello sirva para registrar la última fae de ocupación andalusí, hacia la mitad del siglo IX, en la que se produce el abandono de la antigua ciudad que pasa a ser utilizada como cantera de la que se extraen y trnasforman materiales para construir la nueva fundación urbana de época andalusí, la medina de Zorita.
El rey Leovigildo, eliminados los rebeldes de todas partes y vencidos los invasores de Hispania, se quedó tranquilo compartiendo con el pueblo su propio descanso, e inspirándose en el nombre de su hijo fundó en Celtiberia una ciudad que se llama Recópolis: a la cual dota de admirables edificios tanto dentro de las murallas como en los arrabales y otorga privilegios (exenciones fiscales) a los habitantes de la nueva ciudad.
La ciudad tenía una puerta monumental que era un arco del que sólo se conserva su basamento, daba acceso al conjunto palatino y constituía el punto de arranque de la calle principal de la ciudad.Además de ser la calle principal el lugar más importante de todo el entorno, era el principio del paseo desde la puerta monumental, por tanto era uno de los puntos de encuentro donde se desarrollaba gran parte de la vida social de la ciudad. Pavimentada con tierra arcillosa mezclada con cal sobre un lecho de grava y cantos, esta vía principal tenía dos niveles, necesarios para salvar las pendientes naturales del terreno.
El superior servia de espacio para los transeúntes, por tanto era lo que llamamos hoy en día “acera”.En la margen derecha de la calle se sitúan los restos de una cisterna de época visigoda, que formaba parte del sistema de suministro de agua a la población.
Estaba protegida por una construcción de paredes de tapial y techumbre de tejas y se accedía a ella a través de una habitación contigua, pavimentada con losas de piedra, abierta a la calle.
Durante las dos fases que documentan la época andalusi, principios del siglo VIII y finales de VIII a principios a del IX, continuó la vida ciudadada de la ahora denominada Medinet Rapubbal. Las excavaciones atestiguan este hecho, ya que se han documentado los diversos espacios de vivienda en esta época.En uno de los espacios del edificio comercial se ha documentao la existencia de un taller de producción de vidrio soplado.
Los restos de un horno, así como la gran cantidad de fragmentos de vidrio, probaturas y escorias, son testimonios de la importancia que este tipo de producción tuvo en Recópolis en la época visigoda.
El taller se localizada en la habitación rectangular situada en la zona posterior. Las dos estancias próximas a la entrada, pudieron tener la función de tienda para comercializar los objetos fabricados.
Sobre el espacio ocupado por una de las tiendas de época visigoda, se contruyó a inicios de la época andalusí, en el siglo VIII, una herrería.
Testimonio de ella son parte de los muros de este nuevo edificio, así como la cimentación del horno. Este horno, de planta rectangular conserva en su parte central la cámara de combustión. La herrería serviría para cubrir las necesidades de la población, derivadas de la demanda de utensilios de hierro, para las actividades agrícolas y cotidianas.
El Palacio es un conjunto de edificaciones palatinas que se situaba en la zona superior de la ciudad organizado alrededor de una gran plaza. Este conjunto de edificios tenía, además de su uso como residencia de los altos dignatarios, una función administrativa.
El Palacio es un conjunto de edificaciones palatinas que se situaba en la zona superior de la ciudad organizado alrededor de una gran plaza. Este conjunto de edificios tenía, además de su uso como residencia de los altos dignatarios, una función administrativa.
En ellos se localizaban todas las dependencias necesarias para la administración y el gobierno de Recópolis y su territorio.Los estudios arqueológicos han determinado que estos edificios contaban de dos lantas.
La superior era la de mayor relevancia tal y como refleja que asociada a ella se encontraran destacables restos decorativos, así como su pavimento, realizado en un hormigón de origen romano, el opus signinum, cuidadodsamente acabado.
La superior era la de mayor relevancia tal y como refleja que asociada a ella se encontraran destacables restos decorativos, así como su pavimento, realizado en un hormigón de origen romano, el opus signinum, cuidadodsamente acabado.
La alineación de machones, situada en el centro de estos edificos,documenta la base de la estructura que sustentaba dicha planta.La Iglesia era el tempo más importante de Recópolis y estaba integrado en el conjunto palatino.
Su planta es cruciforme y esta inscrita en una estructura rectangular. Las ruinas de su álside y crucero se aprovecharon para construir en el siglo XII una iglesia románica y posteriormente, una ermita.
Este fue el templo más importante de Recópolis, situado en el lado Este de la Plaza, tenía planta cruciforme inscrita en un rectángulo, y una habitación bautismal en su esquina Noroeste.
La calidad de sus sillares, sus pavimentos similares a los del palacio y la variedad de sus elementos decorativos (capiteles, basas, canceles, fragmentos de sarcófagos…) dan idea de la importancia de esta construcción.
En éopoca andaluí, entre finales del siglo VIII y principios del IX, parte del palacio de época visigoda, ya en ruinas, sufre una profunda transformación al convertirse en una fortaleza que e construirá sobre los restos de la mitad occidental del edificio de mayores dimensiones.
De estas reformas dan testimonio los muros exteriores que se reconstruyen y refuerzan; las compartimentaciones del interior; la edificación de una torre en el extremo occidental o el cerramiento de las dos puertas de éoca visigoda.
La fortaleza protegía un recinto al que se accedía a través de la puerta monumental, ahora dotada de un cerramiento.
Para la primera fase de época andalusí un ejemplo lo constituyen las reformas realizadas en el antiguo edificio comercial. Se contruyen muros que compartimentan las nuevas viviendas y que sustituyen a los que estaban arruinados de la fachada original.
Asociados a estos espacios se localizan hogares de cocina y materiales cerámicos andalusíes que testimonian su uso como viviendas.La orfebrería es uno de los elementos más conocidos de la sociedad viigoda. En Recópolis se ha documentado la existencia de talleres, a través del hallazgo, en la zona de los edificios comerciales, de útiles para fabricar objetos de prestigio, como anillos, pendientes, colgantes, etc.Los moldes de piedra caliza encontrados ilustran el proceso de fabricación de un pendiente de bronce.
El metal se fundía, por medio del calor del horno, en un crisol y se vertía en el molde con ayuda de unas tenazas. Este metal líquido llenaba los surcos tallados en la piedra que configuraban el diseño del pendiente. Una vez vertido, se dejaba enfriar y se separaban las dos partes del molde, obteniendo el objeto listo para pulir.
Las primeras menciones a Zorita se remontan al año 813 y por tanto, a partir de ese momento sustituyó definitivamente a Raquabal y se convirtió en la capital de una importante demarcación territorial de al-Aldalus.
La ciudad, reflejo de la sociedad andalusi, siguió los rasgos típicos del urbanismo árabe, una alcazaba amurallada que domina desde el cerro la población y gan parte del territorio, y una medina, el centro urbano propieamente dicho, rodeada por una muralla que todavía hoy se conserva y que la separaba de los arrabales.
Completaban el paisaje urbano los cementerios y un puente sobre el rio Tajo hoy desaparecido
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