Así fuimos respirando su atmósfera, sus sombras y sus rincones.
El valle de San Andrés está excavado por la erosión del agua en una planicie kárstica, - muy común por la zona- lo que produce, además, que en las paredes se encuentren muchas cuevas naturales, algunas de ellas utilizadas por pastores o agricultores, como refugio o para guardar aperos, así como para bodegas antes de que la filoxera terminara con las vides de la zona.
En el interior del valle, es increíble la abundancia de manantiales de agua potable, algunos habilitados como fuentes (como la fuente de la plaza, "de la Señora" o "del Sauco, la de "Los Povos", "El Tejar", el "Arca la Fuente" o la de"Los Chorros").
Esta acumulación de acuíferos permite mantener un paraíso forestal y posibilidad para el cultivo de huertas en el valle, que contrasta con el secano de los cultivos de cereales predominantes en la planicie de toda la Alcarria.
Todavía pueblan sus montes venados, jabalíes y lobos, aunque lo más común son los conejos, ardillas, codornices y torcaces, junto a algunas rapaces como ratoneros o halcones. Antiguamente era muy común encontrar cangrejos de río y
Entre las especies vegetales más abundantes podemos citar los chopos y álamos, saúcos, robles y nogales, entre otros, en el fondo del valle, y olivos y encinas principalmente, en la planicie superior. Es difícil encontrar algún lugareño que no tenga en sus propiedades alguna noguera (árbol muy común en los alrededores y que ha dado fama a esta localidad)
No obstante, ya en el siglo XVI aparece como propietario de esas tierras el titular de la Corona de Castilla como puede verse en las Relaciones topográficas de Felipe II en las entradas referentes a Yélamos de Yuso o San Andrés, por lo que es lógico deducir que Yélamos de Arriba (entonces, de Suso), pasase a manos reales al tiempo que las localidades vecinas.
Si bien no tiene una entrada propia en las Relaciones topográficas de Felipe II, sí aparece mencionado en la entrada de Yélamos de Yuso:
"1. Que este lugar se llama Yélamos de Yuso, á diferencia de otro pueblo que está más arriba en esta vega, que se llama Yélamos de arriba, no se halla haber sido nombrado de otro nombre, ignorando el por qué lo llaman así."
"51. En este pueblo hay una ermita de Sr. S. Sebastián, susténtala el Concejo de limosna: no tiene renta: hay una ermita junto al pueblo hacia el Saliente junto al camino que va para Yélamos de suso, es su advocacion N.ª Sra. de la Concepcion, tiene diez mil maravedís dados á censo y á reparo de la casa."
"54. Hay un hospital que tiene dos camas para los pobres pasageros y peregrinos, susténtase de limosna, es patron el Concejo. Está la villa de Yélamos de Suso cuarto de legua de este pueblo, es de D. Gomez de Ciudad Real, y de Mendoza, tiene ciento veinte vecinos, son las alcabalas de S. M. y tiene tres montes de carrasca. Está la villa de Retuerta hasta media legua de este pueblo, al cierzo, tendrá cuarenta vecinos, es del Conde Nebito, tiene el Sr. las tercias y alcabalas. Está la Villa de Valconete media legua de este pueblo al regañon, es del Marqués de Montes-claros, tiene ciento y sesenta vecinos, son las tercias y alcabalas del Marqués. Ay un Cavildo de S. Bernabé en este pueblo de Yélamos de suso que tiene sesenta y cinco cofrades, tiene de renta hasta ocho mil maravedís, gástanlos en comer el dia de San Bernabé."
Asimismo, pueden encontrarse a las afueras de la localidad las ermitas consagradas a San Roque y Santa Ana]. En el pueblo pueden contemplarse también algunas casas de los siglos XVIII y XIX de cierto interés histórico.
Antiguamente era común la explotación particular o minoritaria de ganado porcino o aviar, si bien esta actividad ha desaparecido por completo tanto en Yélamos de Arriba como en los municipios circundantes. La ganadería, antes ampliamente representada por numerosos rebaños de ovino queda hoy de forma meramente testimonial, siendo una actividad que va desapareciendo paulatinamente.
No obstante, la mejora de las vías de comunicación ha permitido que gran parte de la masa laboral de la zona se traslade a vivir a núcleos como Guadalajara, relativamente cercanos y mejor dotados de infraestructuras, provocando una caída drástica en las infraestructuras locales. De este modo, tanto de Yélamos de Arriba como de otros muchos pueblos de la zona han desaparecido la escuela, panadería, carnicería y otros establecimientos al por menor, quedando el sector servicios reducido a algún bar, como el “bar María” en la misma plaza junto a la fuente (os lo recomiendo, así como su casa rural). La antaño numerosa venta ambulante, que llevaba a los pueblos numerosos productos de primera necesidad, desde pan hasta gas butano, ha quedado muy reducida en la actualidad, aunque todavía se mantiene y suelen ponerse en la plaza para vender periódicamente, lo que fuerza a que los habitantes de estas localidades se vean obligados a desplazarse distancias medianamente largas para adquirir productos básicos, lo cual mina el desarrollo demográfico de toda la comarca.
Parte de esta información está obtenida en Wikipedia, y para efectos de vocación informativa/educativa la transcribo en este apartado descriptivo de esta preciosa localidad alcarreña, para disfrute de sus lugareños y para todos los amantes de la Alcarria, que consigan navegar por estas palabras ...
Obtenido de «http://es.wikipedia.org/wiki/Y%C3%A9lamos_de_Arriba»
Cercano a un cerro de esta población de Yélamos de Arriba, está enclavado “el castro celtíbero de El Castillejo” que data de los siglos VIII al III a.C. Actualmente pueden verse una cerca de piedras, ya que está todavía sin excavar y podría ser un buen foco e investigación para los arqueólogos de las nuevas generaciones. Tiene acceso libre actualmente, aunque tiene la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
*** imágenes históricas de Yélamos de Arriba conservadas y recopiladas por mi amigo Jesús Recuero Martínez:
Con el alba en la boca desdentada
anunciaba la abuela el nuevo día.
Blandía la vieja sartén, freía
ajos, tocino y pan, y la alborada
píldora de su ancianidad alzada.
Retirado el sofrito, entretenía,
el agua sazonada hasta que hervía.
Entonces añadía la muy esforzada
harina campesina, humilde y bella.
Parloteaba sola, bien hablada.
Acaso el sol entraba en la cocina.
a iluminar la cara de la estrella.
Era hermosa la aurora, la oleada
del nuevo día inmersa en gacha fina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario