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Castilmimbre,.. peña y vigia




Esta población anteriormente se denominaba Membibre del Castillo, según aparece referenciado en “Liber Privilegim” - documento archivado en la catedral de Toledo-, en el que se precisa la donación de esta aldea al arzobispo de Toledo, citando entre otras informaciones la siguiente:

“…Alfonso VI es proclamado Rey después del juramento de Santa Gadea que le toman los caballeros castellanos capitaneados por el Cid. Tres años después muere Al-Maamun que había dado el máximo esplendor al reino de Toledo y le sucede en el trono su nieto Al Cadir, con el que Alfonso VI llega a una serie de auerdos que culminan con el cerco de Toledo y su rendición. La toma de Toledo por las tropas cristianas el 25 de mayo de 1085, supone también la caía en poder de estas de todo el territorio de la Alcarria y por tanto Brihuega, aunque esta realmente no había dejado de ser posesión del rey cristiano desde 1072. En diciembre del mismo año 1085 Alfonso CI hace donación de Brihuega a los arzobispos de Toledo. En este primer período posterior a la reconquista de la ciudad de Guadalajara por Alvarfáñez de Minaya, Tomellosa se incorpora al común de esta ciudad. El primer documento conocido en el que se cita a Tomellosa es, según Juan Catalina García, del 18 de octubre de 1234. Está inserto en el Liber Privilegiorum de la catecdral del Toledo y se trata de la donación que el rey Fernando III el Santo hace al Arzobispo Don Rodrigo Jiménez de Rada de varias aldeas de Brihuega: San Andrés, Yélamos, Tomellosa, Gajanejos, Ferreñuela, Valdesaz y Membibre del Castillo (Castilmimbre)...."

Este pueblo alcarreño, dependiente de Brihuega, tiene una perspectiva única e idílica, que no os la debéis perder. Está situada el final de un valle encajado entre lomas repletas de hierbas aromáticas que muere al llegar al río Tajuña, justo a los pies del pueblo de Pajares, por el que trascurre un arroyo del mismo nombre “Arroyo de Pajares”.

Se llega a Castilmimbre, valle arriba por una carretera que actualmente se está ampliando en algunas zonas para posibilitar el cruce de dos coches. Llegando a casi completar el valle, ya que la carretera tuerce a la derecha hacia el pueblo, dejando continuar su senda a través de un camino tierra que llega a Picazo, … pero la carretera que viene de Pajares cruza el arroyo y se entretiene subiendo al cerro donde antiguamente se alzaba el castillo que dio nombre a este pueblo alcarreño.

La plaza está adornada con una preciosa picota que tiene grabada la fecha 1747, año en la que se le denominaría villa. Al final de la cuesta se llega a la iglesia parroquial del siglo XVI, cuya portada tiene adornos semicirculares y moldurajes de porte sendillo y elegante, en cuyo interior se guarda con cariño y tradición por su habitantes a la Virgen de la Asunción, patrona de sus fiestas en Septiembre (los cuatro primeros días de ese mes)

La punta de esa colina está rodeada de montes, con libre ventilación y clima templado. No llegan al centenar de vecinos y el cementerio está pegado a la Iglesia en su parte norte (-camposanto-, se le decía antes)

Cercano a la población hay un paseo a través de muchos árboles frutales, álamos y olmos, llegando su término a confinar con los de mi pueblo –Budia-, y otros como Barrio Pedro, Enche y Pajares;

Tiene también varias fuentes de finas aguas, que proveen las necesidades de los vecinos y sus ganados. El terreno, participa de montuoso y llano; en lo general, es pedregoso y de poca miga; hay en cultivo unas 7.750 fanegas de primera, segunda y tercera calidad, de las cuales 1.000 son de huerta, fertilizadas por el arroyo Castillo, que aunque no de grande caudal, es de curso permanente. Produce granos, legumbres frutas y hortalizas.. Corresponde al arciprestazgos de Cifuentes, al centro de Conferencias de Budia, donde asiste con Gualda, Durón y Valdelagua, y a la audiencia de Sigüenza

La niebla es abundante. Las barranqueras alcarreñas y los áridos declives de los chaparrales, se acabarán por difuminar en medio de la masa que producen las nubes a ras de suelo y la evaporación de los campos empapados.

Castilmimbre siempre sorprende, empingorotado como un crestón en la cima de su cerro, a modo de navío informe que tuviera la obligación de navegar in aeternum, con la humildísima torre de esa iglesia como proa, por encima de las siempre turbulentos mares de la Alcarria, según cuenta con su verbo fácil y cariñoso José Serrano Belinchón, cronista de la Alcarria toda.

En el artículo que detalla a este curioso y entrañable pueblo, Belinchón lo detalla así:

“… a Castilmimbre se sube desde los valles de la vega zigzagueando por la cara norte del gigantesco pedestal sobre el que se alza, como quien burla a la desesperada lo natural para ser águila. Luego, un re­pecho muy pino por donde está la fuente y, de buenas a primeras, uno se halla sin pensarlo en la Plaza del Rollo. Seguramente que uno de los rincones más celebrados, con la plaza pastranera de los Cuatro Caños por parangón, de toda la Alcarria.
...
Al llegar a Castilmimbre, con las calles embarrizadas y el fres­quito cortante, huele a especias y a matazón, a moruga de amase y a salsa de morcillas. Olor de buena ley, con nostálgicas remembranzas para muchos -entre los que yo me encuentro-, a madre y a pan de pueblo. Por los callejones baja como una exhala­ción un gato laña tirando de una tripa de las de embutir
En medio de cuatro casonas envejecidas, con espaldares de entramado y aleros que invitan a volar, otras encaladas y de florido balcón, está la picota que convirtió al pueblo en villa el año de 1747, no mucho después de que el rey Felipe II se lo vendiese al hidalgo santiaguista don García Barrionuevo de Peralta. La picota es robusta, de sólida basa, pone al recogido rincón ciertos aires de majestad y, sobre todo, de respeto. En cada uno de sus cuatro brazos en cruz hay otras tantas cabezas de carneros o de faunos arrancados de la Mitología.
...
- En ese gancho apuesto a que los colgaban antes -explica don Mariano Henche-. Yo he subido de mozo a la cruz y parecía que se tambaleaba. Don Ciriaco Domínguez Barriopedro me cuenta que él se casó allí, pero que es de Torija, en tanto que su convecino, don Cayetano Retuer­ta, es por nacimiento pajareño.
...
- Eso de ahí arriba era la antigua escuela de niños. Ahora dicen que quieren hacer en ella un ambulatorio para que nos mire el médico. Qué sé yo lo que nos querrán hacer.

Victorio nos ha dicho que se marcha, que se va a soltar las ovejas y a ponerles no sé qué asunto de una inyección, con todo el instru­mental metido en una bo1sa de plástico. Victorio Henche, quejicoso y pedidor, nos dice adiós repitiendo entredientes que los del pueblo desfallecen en la desgracia, que no tienen un duro y que eso no puede seguir así. Uno de sus convecinos, la picota por testigo, le sigue la broma con razones de una coplilla popular:

Ya vienen los segadores
de segar de la Campiña,
muertos de hambre y sin dinero,
con el polvo en las costillas.

- A eso de ahí abajo le llamamos el Barranco de la Callejuela –aclara el señor Ciriaco-. Mi casa es ésta. En la piedra pone que se hizo en 1859. La construyó un gallego, bisabuelo de mi mujer, que llamaban Pondal. En la ventana lo pone.

Los perros de la calle Arrabal toman el sol aburridos en las puertas de las casas. En estas afueras de Castilmimbre, el olor a romero sube por la vega desde el Cerro de los Olmos.

- Ese edificio nuevo de abajo es la sede de la Asociación Cultural. Después, ya en dirección poniente, la calle Enmedio nos acerca, embutidos por su estrechez, hacia los aledaños de la iglesia. A una y otra mano de la calle hay pajares viejos de adobe, con los aleros ennegrecidos por el pincel de los siglos. En un dintel se puede ver el año en que se esculpió la piedra: 1848, con el número cuatro puesto del revés.

- Todas esas casas de atrás se hundieron con el fuego. Vino una mala tormenta y los encendió un rayo. A un cuñado mío le costó la vida.

La iglesia, soberbio mirador hacia los tesos fragosos y hacia los ciento y un vallejuelos de la Alcarria, tiene un atrio con pretil y una puerta que cierra con candado. El sencillo edificio de la parroquia sostiene sus muros con juego sencillo de contrafuertes en línea. Por dentro la, iglesia es muy bonita

Su única nave concluye en un crucero con re­tablo mayor como fondo y dos capillas, una en cada, lado. El retablo es de escaso valor, y en la capilla lateral que se abre a nuestra izquierda, está la imagen bellísima de la Virgen del Castillo, patrona de Castilmimbre.

(descripciones rescatadas de un artículo realizado en marzo, 1987 por JOSÉ SERRANO BELINCHÓN). …”

En mi caso, una tarde de verano fue la que acompañado por mi padre Joaquín Alfaro Bermejo, visitamos este enclave alcarreño vecino.

Mi padre aunque labrador de Budia de mozo, no había estado nunca en Castilbrimbre, aunque se bajara Brihuega desde Budia con cierta frecuencia, como su padre para realizar algunas gestiones administrativas, o como su abuelo materno, que bajaba con cierta frecuencia con el carro que tenía para hacer portes y llevar algunos encargos a Brihuega.

  
 


  

En el pueblo, nada más aparcar el coche junto al impresionante rollo o picota, charlamos animadamente con una pareja que traían un cubo lleno de tomates y algún calabacín enorme que asomaba por encima. Paseamos un rato por sus tranquilas y estrechas callejuelas hacia la iglesia, dejando en la fuente, junto a la carretera, a varios paisanos que seguramente hablaran entre ellos de nuestra llegada.

En nuestro recorrido por el pueblo, nos encontramos sentada al sol, junto a su puerta, en el poyo tradicional de la mayoría de las casas alcarreñas,… a Antonia con sus 89 años acuestas y su faldiquera negra, mantenía erguida su espalda dejando entrever su carita despierta por una sonrisa amable que saludaba sin vacilación al viajero.

Tenía junto a ella un par de cestas rellenas con un montón precioso de manzanas teñidas por todos los tonos posibles... - allí se mezclaban marrones, amarillos y verdes, de modo que la naturaleza se encargó de conseguir un excelente bodegón del renacimiento, ... y además tenían el don del habla, ya que estaban las manzanas parloteando entre sí asomadas curiosas a su baranda, susurrando sin cesar “!!! Cómeme ¡¡¡¡” . Antonia nos ofreció algunas para el camino. (¡qué sabor!)


Hablamos también con uno de sus hijos que rondaba por allí, y por casualidad, mientras que bajamos de nuevo a la plaza y hacíamos algunas fotografías junto a unas tinajas abandonadas en un despoblado nos encontramos con otro par de paisanos que, curiosamente, eran de la misma familia, también hijos de Antonia.





Nos comentó un paisano, junto a la fuente, que el camino que seguía valle arriba acortaba nuestro destino, ya que llegaba subiendo hacia Picazo, pero como ya estaba anocheciendo decidimos bajar hacia Pajares.






Bajamos las ventanillas del coche y valle abajo, dejamos a Castilmimbre con la sonrisa puesta, su cabellera peinada y su muralla teñida por los rayos del sol, por lo que nosotros nos fuimos con el corazón abierto, acompañados de un suave aroma que nos regalaba el arroyo de Pajares hasta que nos despedimos del valle al comenzar a subir hacia la ermita del Peral de Budia – pueblo donde tenemos casa y pudimos descansar aquella noche- , repasando el ramillete de imágenes que conservamos en nuestro recuerdo con las siluetas de este entorno tan singular de Castilmimbre.


3 comentarios:

  1. Gracias por publicar estas fotos de mi pueblo.. el relato es genial y perfectamente describe Castilmimbre.

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  2. Enhorabuena por la página!!, da gusto leer estas lineas, bien redactado y documentado. Perfectas las fotos también. Ánimo y a seguir contando historias como estas!!
    Será bienvenido en Castillo cuando quiera volver

    Gracias, saludos
    Dani

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  3. felicidades por el reportaje y por sacar ami abuelilla ke le a eso muchisima ilusion,,ya sabe usted cuando quiera etse es su pueblo y su casa,,un saludo muy grande y suerte

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